Tabarnia, realidad histórica

Tabarnia, realidad histórica. Tabarnia a lo largo de la historia siempre ha sido un territorio diferenciado del resto de Catalunya, con una cultura e historia propia.

Culturalmente el castellano siempre ha tenido una mayor presencia que el catalán, recordemos que Jaime I el conquistador escribía cartas en castellano o que los decretos de nueva planta establecían el castellano no contra el catalán sino contra el latín, ya que era el idioma oficial de los documentos públicos y lo que se pretendía era beneficiar a todos los estamentos del pueblo.

Respecto a las diferencias históricas , ya en la época de la Hispania romana, las comarcas costeras se diferenciaban del resto de lo que ahora es Catalunya, mientras en el interior la romanización y el cristianismo no se había extendido. Barcelona y Tarragona ya estaban completamente romanizadas, económicamente desarrolladas y era el baluarte cristiano en la península.

Durante la dominación visigoda, Tabarnia acogió al pueblo germano como sus defensores ante los desmanes de las oligarquías latifundistas y como continuadores de la tradición hispanorromana.

En época medieval, Tabarnia siempre mostró apoyo a la casa castellana de Trastamara y a la unidad con el resto de reinos hispanos, ya que veía como el feudalismo del interior suponía un lastre para su desarrollo comercial y libertades.

En los periodo de la edad moderna Tabarnia siempre estuvo más cercas de los postulados de los reinos europeos que abogaban por estados centralistas, capaces de ejercer su influencia y proteger sus intereses en el exterior.

Tanto las revueltas del siglo XVII y XVIII Tabarnia siempre se puso al lado de los borbones y se alejó de los agitadores que azuzaron a las clases y estamentos incultos contra la modernidad que traían otras formas de gobierno más avanzadas que las existentes.

Durante la edad contemporánea, Tabarnia siempre se puso del lado de los liberales mientras que la Cataluña interior defendía los postulados carlistas.

En el siglo XX tanto Tarragona y Barcelona mostraron un claro perfil antifranquista mientras que en las zonas rurales se acogió de buen grado un estado autoritario y conservador.

A finales del siglo XX y principios del XXI, con la democracia española ya bien asentada, Tabarnia fue siempre tierra abierta y de acogida, siempre alejada de ideologías reaccionarias como el separatismo.

Tabarnia no solo es una tierra diversa con una cultura y pasado propio, sino que es un proyecto de futuro, integrador e ilusionante, donde la convivencia y la cooperación con el resto de España, sean la base para nuestra tierra.

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